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    Helena Maldonado Goti


  1. Numeros anteriores
  2. Publicación No. 8
  3. El tanque antiguo y los santos de Tlapehuala: voces y memoria del agua en la sierra noroccidental de Puebla

El tanque antiguo y los santos de Tlapehuala: voces y memoria del agua en la sierra noroccidental de Puebla
The old tank and the saints of Tlapehuala: voices and memory of water in the northwestern highlands of Puebla

 

 

Eliana Acosta Márquez[1]
Dirección de Etnología y Antropología Social, INAH

elianaacostamarquez@gmail.com

Carmen Orihuela
Equipo Sierra Noroccidental de Puebla

Yvonne Vizcarra
Equipo Sierra Noroccidental de Puebla

Adriana Hidalgo
Equipo Sierra Noroccidental de Puebla

Clarissa Torreblanca
Equipo Sierra Noroccidental de Puebla

Yois Paniagua
Equipo Sierra Noroccidental de Puebla

Gonzalo Martínez
Equipo Sierra Noroccidental de Puebla

 

Fecha de recepción: 8 de diciembre de 2022
Fecha de aprobación: 20 de febrero de 2023

 

En Tlapehuala, comunidad de origen nahua del municipio poblano de Xicotepec, se encuentra una profusa vida ritual alrededor de los santos, especialmente, en torno a las imágenes de Santiago y Santa Ana. Los días 25 y 26 de julio se celebra a estos santos patronos y, a través de la organización comunitaria, se hace un despliegue de su costumbre a partir de las danzas, la música, la comida, la procesión, el baile y el jaripeo, congregando así a la mayor parte de la comunidad y paisanos de otras localidades del municipio y la región.[2]

Al aproximarse a la acción ritual y a la narrativa sobre la fiesta dedicada a estos santos es posible entrever la correlación entre el ciclo festivo con el ciclo agrícola y el ciclo hidrosocial y constatar cómo cada año, a la vez que se actualiza y preserva una memoria arraigada al territorio, se teje también la vida comunitaria y el trabajo en común. En Tlapehuala, de la misma manera que en otras tantas partes de la sierra noroccidental de Puebla y colindancias con Hidalgo y Veracruz donde coexisten comunidades nahuas, otomíes, totonacas, tepehuas y mestizas, los enclaves rituales, identificados por los serranos como lugares sagrados, están asociados a fuentes de agua, elevaciones de los cerros, cuevas, oquedades y cruces de caminos donde reside un dueño, señor o guardián, o bien, están identificados con los santos y sus apariciones milagrosas.

 

 

Figura 1. Vista de la Sierra desde Tlapehuala. Fotografía: Carmen Orihuela.

 

Expresión de esa religiosidad indígena son las historias que cuentan en Tlapehuala a propósito de la aparición de Santiago y Santa Ana en el manantial que identifican como la piedra del santo y el tanque antiguo donde aparecieron las imágenes; tal situación revela también en estas historias manifestaciones de hagiografías locales con referentes que distan del dogma católico al preponderar acontecimientos propios de la historia y sentir de la comunidad.[3]

El origen de Tlapehuala, en efecto, se remonta a de la aparición de los santos en el contexto de un deslave; incluso el hecho da nombre al pueblo, cuyo nombre se traduce como “lugar tapado” o “entrampado”. En efecto, rememoran que, después de una fuerte lluvia que duró quince días —de esas que son recurrentes en la sierra y que se identifican localmente como “diluvios”—, el pueblo fue cubierto, incluida la primera capilla. Justo después del deslave apareció el Señor Santiago en el “tanque antiguo” y, en específico, en la piedra que está a un costado. Santiago se “entlapehualo” y desde entonces esa piedra no se viene abajo. Se afirma que “no se desbarranca, no se viene para bajo porque ahí apareció el Señor Santiago”.

 

 

Figura 2. El tanque antiguo y la Piedra de Santiago. Fotografía: Eliana Acosta

 

Si bien actualmente en esa localidad existen otras fuentes y depósitos de agua, el 3 de mayo, día de la fiesta de la Santa Cruz, se sigue honrando al tanque antiguo junto con el conocido como La Conchita y Acalco, “el lugar donde nace el agua”. En esos cuerpos de agua y en particular en el tanque antiguo, conocido también en náhuatl como la Xochipila—“la pila de la flor” o “pila florida”—, se condensa un poder simbólico y material, en un lugar en el cual, a la vez que se recrea un tiempo y espacio originario, se reconocen sus habitantes como parte de una misma comunidad. En Tlapehuala, como entre otros pueblos originarios, constatamos que frente a la cosificación del agua y aquello que se identifica como recursos naturales, no sólo se encuentra una profusa narrativa y práctica ritual, sino también se han configurado relaciones y concepciones que han regulado el uso del entorno y legado los mayores núcleos de diversidad biocultural.[4]

Con los testimonios de Albino Cardona, actualmente presidente auxiliar de Tlapehuala, Margarita López, regidora de la Presidencia y María Cardona, encargada del lavado de la ropita de los santos y sahumadora, se conocerán esas historias sobre la aparición de los santos, en particular, referentes al Señor Santiago. En sus voces se reconocerá un entramado de relaciones y afectividades, una memoria viva sobre el agua y un saber mitopoético que nos muestra el vínculo que guarda esta comunidad con tal elemento.

 

Las fiestas y la organización comunitaria
(Albino Cardona, 3 de septiembre de 2022, Tlapehuala)

La fiesta la organizamos entre todos, todos cooperan de alguna manera, todos ponen su granito de arena. Como autoridad hacemos lo más pesado, la fiesta patronal siempre ha sido con música de viento porque es lo que resalta en procesión que hacemos el contorno con las imágenes, pasando por los manantiales de agua. Se hace el mero 25, después de la santa misa, a las 10 de la mañana. De ahí sale la misa y se buscan hombres y mujeres para cargar las imágenes. La fiesta empieza en la víspera, el 24, y termina hasta el 26, el día de Santa Anita. Se juntan las dos fiestas, la de Santiago y Santa Ana.

Existe un Comité de Fiesta, que son tres o cuatro personas, son los que se encargan de recolectar la cooperación que se junta, que aporta la ciudadanía de aquí del pueblo. Un mes antes se forma el Comité que reúne el dinero para pagar la misas, los cohetes, lo juegos pirotécnicos; para comprar flores, el arreglo de la iglesia. Todo lo que se necesita. Eso es por parte de lo religioso, y por parte de lo social le toca a la Presidencia Auxiliar, nos toca los eventos sociales, para adornar la fiesta patronal, por ejemplo, el jaripeo, estamos organizando también unos bailes, toca pagar la música de viento. Nuestra fiesta inicia con unos huapangueros. Ahí es donde entra mi aportación como autoridad, apoyar a la iglesia en la fiesta. Ambas partes recolectamos, el comité de la iglesia y nosotros.

Otra fiesta es la de Santa Cruz y del Agua. Es nuestra tradición cooperar y hacer la limpieza, porque se hace la limpieza el 2 de mayo y en la tarde se le da su ofrenda para amanecer el día 3. Así lo manejamos nosotros, así celebramos nuestra tradición tocante a los manantiales que nos han dado vida, porque el agua es vida y donde hay agua hay vida. En esta fecha el comité encargado, el Comité de Agua, pasa a las casas para pedir una cooperación para el mantenimiento del agua, nadie vive sin el agua, todos la utilizamos, todo lleva agua, el agua es primordial. El comité le da mantenimiento a los manantiales, nuestra santa agua tiene historia, años atrás, yo estaba muy pequeño, no había red de agua. Entre el Tanque y el otro, que le decimos la Concha, han estado dando mantenimiento al pueblo, con esos manantiales ha vivido toda la ciudadanía de aquí del pueblo de Tlapehuala. Con el comité que formamos nos apoyamos, ellos se encargan de recolectar los centavos para la fiesta, la ofrenda, las flores, el chocolate, el pan. Principalmente el aseo, las pintadas de los manantiales. Recuperamos el Comité de Agua para facilitar el trabajo entre todos. Entre todos nos apoyamos. Anteriormente existía, pero se había ido perdiendo.

 

 

Figura 3. Presidente auxiliar con María Cardona en el tanque antiguo. Fotografía: Adriana Hidalgo.

 

 

Figura 4. Alimentando al manantial de “La Conchita” durante la Fiesta de la Santa Cruz y el Agua. Fotografía: Eliana Acosta.

 

La aparición de los santos
(Margarita López, 25 de julio de 2022, Tlapehuala)

Mire, me contaba mi bisabuelita, que dice, que en el tiempo después de que se hundió aquí, se vino el cerro. Ellos vivían hasta el Coyular.

Me cuenta mi abuelita que aquí se tapó, como había unas pocas casas, como unas veinte dice, se les vino el cerro y se quedaron solas. Dicen que ellos vivían en el Coyular, por allá, al pie de los cerros, y allá no llegó el deslave y dice que entonces vinieron para acá, pero en ese tiempo dice que se vinieron a reubicar y ya llegaron gente de fuera y bueno, o sea, no conocidos. Dice mi abuelita pues ya los que quedaron aquí, originarios, de aquí empezaron: no pues que, “vamos hacer la iglesia”, y ya hicieron la iglesia aquí abajo, porque la iglesia estaba más abajo, todavía está el sitio.

Entonces, dice que trajeron todos sus santitos, la virgencita que está, que también se celebra el 26, Santa Ana, y dice que se acuerda que vinieron unas personas a traer agua ahí y vieron que el señor Santiaguito ya estaba encima de la piedra, ¿de dónde viene? pues, quién sabe.

Dice que fueron a ver y que tenía hasta cadillos en su ropita, o sea, la hierba que se le pega o espinas de que viene de lejos, dice que tenía su trajecito, entonces trataron de bajarlo y al otro día iban a ver y volvía a su lugar, dice que volvía a su lugar.

Pues es lo raro, porque dicen que, así como está en la iglesia, así esta que nunca ha cambiado que así está desde hace tiempo, que nunca ha cambiado, así como lo bajaron de acá así.

Y dice que lo raro es cómo llegaba solo, no tenía ni una rotura ni nada, y ya dice, bueno, dice mi abuelita que dijeron: “bueno, pues ¿cómo lo bajaremos a este santillo, no hay cómo?” Y pues y ya inventaron lo de las danzas dice, no pues hay que hacer uno de santiagueros y buscaron santiagueros y negritos, ya trajeron atole, pan. Hicieron fiesta aquí.

 

Figura 5: Danza de Santiagueros. Foto: Clarissa Torreblanca.

 

El rostro de Santiago
(Margarita López, 25 de julio de 2022, Tlapehuala)

Yo tendría unos 10 años y que se plantó el calor, el calor.

Sí, sí me acuerdo que se secaron las milpas, las matas de café se secaron. Había una abuelita que se llamaba Sofía, abuelita, abuelita, ya también como de unos 110 años, y ya ella dijo, la abuelita que se encargaba de lavarle la ropita, dice: “Saben, hay que llevar al señor Santiaguito y le lavamos el rostro y a ver si así llueve”, y si me acuerdo que sí llovió un aguacero, de eso sí me acuerdo bien.

Yo era niña y hasta lo soñaba volando, ¡yo lo soñaba! Sí, porque yo creo que se me quedó de que mi abuelita me contaba, y se me quedó bien grabado y soñaba que volaba.

Lo veía que pasaba así, pero yo digo que por lo que platicaba mi abuelita, pues se me quedó, Y como de esa vez me quede pensando de que cómo fue posible que lo trajeron acá y le lavaron el rostro en el tanque y sí llovió.

 

Figura 6. Margarita rememorando. Fotografía: Yois Paniagua.

 

El lavado de ropa de los santos
(María Cardona Diego, 3 de septiembre de 2022, Tlapehuala)

Si lo hicieran bien en reglas antes barrían a las personas, yo creo buscaban brujos, no sé. Pero los barrían un mes antes, antes de que fuera 25 de julio, ensayaban las danzas, las tres danzas, porque eran tres danzas. A veces salen dos porque eran los Santiagueros, Tocotines y los Negros, si tres danzas y siempre bailaban ensayaban antes.

Antes, cuando vivía mi papá, porque él era el que tocaba la flauta, pero ya tiene como 50 años que murió, él tocaba la flauta, entonces era cuando velaban varias noches. Si era un mes antes que se arrimaban ahí todos, organizaban todo, y ahí no era de que están durmiendo, hacían sus flores, collares largos, iban a velar a los santitos, me acuerdo que sí.

Me invitaron, que si no quería hacer favor de lavar unos días, me dijo la señora, pues todavía vive la señora, dice: —Pues porque yo ahora ya no puedo—. Le digo: —sí, yo sí—. No puede decir uno que no; dice: —¿no quiere hacer favor de lavar la ropa?—, le digo: —sí, voy a lavarla—.

Voy hasta allá, bajo hasta su casa; me traje la batea, la cubeta y la ropa, porque ya la tenía allá. Que agarro y que me cargo la ropa y que me traigo la batea así y la cubeta. Yo vine a lavar derecho al tanque porque de por sí ahí le lavan. Yo voy a ir lavar al tanque porque allá es su agua, le digo: —allá se apareció el señor—, decía mi papá que ahí se apareció el señor y la santísima virgen.

Yo digo que es su agua del señor porque ahí apareció, dicen que ahí se apareció, pues entonces es su agua de él. Y me acuerdo que la señora que le lavaba ahí siempre venía a lavar y también vivía por allá abajo la señora, siempre venía a lavar ahí.

Antes de que va hacer la fiesta, siempre yo vengo dos días antes en casa de don Cirilo, ahí vive el señor, por allá, yo siempre vengo y le acuerdo que vamos a venir a cambiar al señor, traigo la ropa y ya lo cambiamos y me llevo su ropa para allá. Él siempre viene y él siempre me ayuda, porque baja al señor para que lo cambiemos, porque el señor Santiaguito está montando en su caballo, entonces agarra el señor, agarra y lo baja y lo pone en la silla y yo le ayudo a cambiarlo, lo cambiamos y ya echo la ropa en la bolsa. Yo siempre compro una bolsa de nailon, de esas rayadas y ahí siempre, siempre con una bolsa nueva, siempre así me llevo la ropa, en una bolsa nueva, así comprándola en la tienda; me la traigo y llego, ya venimos y cambiamos al señor, y en esa bolsita ahí me llevo ya la ropa y ahí la vuelvo a regresar otra vez.

Debe ser nueva la bolsa, y su lazo no lo toco para otra cosa, nada más para su ropa, para tenderlo, tender el lazo y tender la ropa; ya se secó, a levantar el lacito y ya lo guardo otra vez hasta que lo vuelvo a lavar y lo vuelvo a poner.

Lavo toda la ropa, la del Señor Grande, la del Señor de la Salud y la del Señor Santiago y la de Santa Ana.

 

Figura 7. Santiago y Santa Ana en procesión. Fotografía: Eliana Acosta.

Esa agua es sagrada
(María Cardona Diego, 3 de septiembre de 2022, Tlapehuala)

El agua de aquí de los tanques está muy bendita, ¿por qué? Porqué ahí se aparecieron los dos santitos.

Es sagrada porque ahí apareció el Señor con la Virgen. No se seca, siempre hay, es pública, la pueden tomar todos. Esa agua es muy sagrada, no se seca, nunca se seca, está cayendo un chorro. Es para todos, es libre.

 

 

Figura 8. María Cardona en el tanque antiguo. Fotografía: Eliana Acosta.


[1] Avances de investigación en el marco del Proyecto Conahcyt de investigación e incidencia: “Derechos Humanos y agua en pueblos indígenas y comunidades vulnerables”, coordinado como responsable técnico por Francisco López Bárcenas. Transcripciones de Adriana Hidalgo y Eliana Acosta.
[2] El origen de Tlapehuala se remonta hacia finales del siglo xviii, aunque se cuenta que antes ya existía población, ésta fue sepultada por un deslave y sería refundada la comunidad a partir de la aparición de Santiago y la construcción de su iglesia. Rememora la comunidad que fue habitada por gente de otros pueblos de la región predominantemente de origen nahua, pero también otomí y totonaca.  Es un pueblo campesino con cerca de 700 habitantes asentado cerca del río San Marcos (subcuenca del río Cazones), que además de la milpa siembra café, siendo éste un cultivo comercial que en los últimos años se ha visto mermada su producción por la entrada de las plagas y ha sido cooptada por intermediarios e impactada por el acaparamiento de parte de la Nestlé. En las últimas décadas se han desplazado las tierras de cultivo por los potreros y la actividad ganadera. En la actualidad está viviendo un proceso de autodeterminación política y recuperación de la gestión comunitaria de sus fuentes de agua, así como el fortalecimiento de su identidad cultural y de sus actividades productivas como pueblo campesino, milpero y cafetalero. En ese proceso destaca la participación de las mujeres , lo cual se narra en el documental: Tlapehuala y las mujeres en la lucha por el bien común.
[3] “Sobre el tramado sociocultural del agua es fundamental identificar tres ejes: los lugares de la memoria, la cosmología y la narrativa, y la organización comunitaria. El vínculo entre estos tres ejes nos permite a su vez entrever la correlación entre el tiempo y espacio y la relación entre la acción ritual, las formas simbólicas y la cooperación comunitaria. Los pueblos han encontrado diversas maneras de construir su historia mediante mitos, narraciones, ceremonias, edificación de casas, establos, espacios de trabajo, educación o gestión de gobierno u organización, y también a través de la manufactura de objetos y hasta en sus hábitos corporales. Múltiples han sido las sendas para configurar la memoria y una de ellas es la inscripción de marcas en el territorio entrelazadas con narraciones que instauran tiempos y espacios originarios que se actualizan y recrean a través de las ceremonias”. Véase Centro de Estudios para el Cambio Climático, Territorios del agua, acceso el 11 de mayo de 2023, https://ceccam.org/territorios-agua/contenido/relatos-agua/.
[4] No extraña entonces que el agua sea el centro de la lucha de los pueblos ante los diversos emprendimientos que trastocan y los despojan del líquido vital y de sus territorios. Al respecto, Véase Eliana Acosta, “La disputa por el agua: una aproximación a la defensa de los saberes y bienes comunes en contextos de despojo” Narrativas Antropológicas, primera época, núm. 1, (2020), acceso el 11 de mayo de 2023, https://revistas.inah.gob.mx/index.php/narrativasantropologicas/article/view/15548.

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Narrativas Antropológicas, primera época, año 6, número 11, enero-junio de 2025, es una publicación electrónica semestral editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura, Córdoba 45, col. Roma, C.P. 06700, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, www.revistadeas.inah.gob.mx. Editor responsable: Benigno Casas de la Torre. Reservas de derechos al uso exclusivo: 04-2019-121112490400-203, otorgada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la ultima actualización del número: Iñigo Aguilar Medina, Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH, Av. San Jerónimo 880, col. San Jerónimo Lídice, alcaldía Magdalena Contreras, C.P. 10200, Ciudad de México; fecha de última actualización: 10 de enero de 2025.

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